BIENVENIDOS

Después de perder mi terror tecnológico con el Facebook, me lanzo a la aventura definitiva, el plasmar mis vivencias, recuerdos y en otras ocasiones aventuras imaginarias. En este blog sin mas preámbulos, os doy a todos la bienvenida a este rincón del guerrero consciente.

sábado, 14 de febrero de 2015

Nota del Autor

Hola a todos, después de un impas temporal excesivo para mi gusto, y espero que para el vuestro, por fin retomo mi Blog. 
Bienvenidos a mi Albergue.

EL ALBERGUE


“Cagoen la leche”, seguramente en otras circunstancias el Guardia Miguel Vilchez  hubiera utilizado una frase mas gallarda para comenzar el servicio, Vilchez era un Guardia Civil de los de toda la vida, cincuenta años de edad y veintiocho de servicio, noble y leal,canas abundantes en una barba muy cuidada espalda ancha abdomen prominente, ideas claras expresadas con un lenguaje rudo, y esta noche el horno no estaba para bollos.
-Mario, tenemos que echar las mantas por si las moscas, es posible que esos Madrileños solo lleven unos forros polares y unos sacos de dormir comprados en “Triatlón”.
-“Decatlón” Miguel, se llama “Decatlón”.
-Como si es “Zara” tu cógelas, no me jodas.
La urgencia y el mal humor de Vilchez estaban bastante justificados, aunque se encontraban en Cardenete (Cuenca), aquella era una noche muy Toledana, de un cielo oscuro como boca de lobo, caían gruesos copos de nieves que llegaban hasta las caras de nuestros dos desdichados protagonistas horizontalmente, empujados por un viento que helaba hasta las ganas de vivir.
- Ya eche las mantas en la parte de atrás, dale Miguel, cuanto mas tardemos en salir peor.
Esto lo decía Mario González compañero de Vilchez esa noche y contrapunto del mismo casi en todo, joven licenciado en Ciencias Medioambientales, amante de las “mountain Bike” y del grupo “Coldplay”, que reacio a emigrar a Noruega, busco en la Guardia Civil un camino para su vida, hacia dos meses que había finalizado  el curso del SEPRONA, y desde ese día estaba Mario contando los días y casi las horas para abandonar Cardenete, y poder dedicarse a la persecución de furtivos, incendiarios, y demás hordas de enemigos de la tierra que pisamos.
Miguel arranca y el Nissan Patrol se encamina a Villar del Humo, población distante de Cardenete a pocos kilómetros y conocida en el mundillo de arqueólogos y prehistoriadores  por sus pinturas rupestres, doce yacimientos arqueológicos en buen estado de conservación, que contenían pinturas tipificadas como Arte Levantino de unos 10.000 años de antigüedad, y Arte Esquemático de 6.500 años antes de la actualidad, junto a uno de estos yacimientos rupestres, hay un albergue de montaña, sin luz ni agua corriente, apenas un suelo rodeado de un conjunto de paredes, y coronado por una chimenea, a ese austero alojamiento quizá para ambientarse en la época a estudiar, quizá empujados por necesidades ahorrativas, se dirigieron un grupo de estudiantes y dos profesores de Historia de la Universidad de Alcalá con el fin de pasar un par de días reconociendo y admirando estas pinturas.
La semana laboral había tocado a su fin, y el viernes tarde se tendría que haber recogido toda la basura, plegados los sacos de dormir, y tras clasificar adecuadamente todas las anotaciones, fotografías y dibujos realizados de los yacimientos, el grupo se debería de haber subido al autobús que fleto la Facultad para recogerles.
Pero hay comenzaron los problemas, toda La Mancha se encontraba envuelta  en un invernal temporal que dificultaba sobremanera la movilidad. Y los escasos recursos públicos, se habían centrado en mantener expeditas las carreteras radiales que comunicaban Madrid con Barcelona, Sevilla y Valencia. La carretera que comunicaba Villar del Humo (236 habitantes), con el resto del mundo, era una pista de patinaje.
Ante la confirmación por parte de la Universidad, de que no llegaría el transporte para su regreso, con las provisiones para subsistir durante un par de días, ya casi agotadas y viendo caer vertiginosamente el termómetro, el Doctor Cabrero decidió llamar al 112. Y hay entraron en acción Miguel y Mario, la Patrulla de servicio del Puesto de la Guardia Civil de Cardenete aquel viernes por la noche, evidentemente no podían llevarse a los estudiantes a Alcalá de Henares en el coche patrulla, pero si podían (y era lo que habían hecho), llevar 20 bocadillos de embutido y queso manchego junto con 3 litros de café con leche elaborados por el Restaurante” LaRebotica” de Cardenete, así como un grupo de mantas de lana gorda (de la que pica) de color verde y con el Az de Lictores en su centro.
-¿Te han dicho algo en la facultad?.
-Si, creo que viene la Guardia Civil a por nosotros.
-¿A por ti y por mi?.
-No hombre, a por el grupo entero,¿ se van a quedar los alumnos aquí helándose?.
Los que así hablaban eran Jorge Cabrero y Jose Román Morales, profesores titulares en el Departamento de Prehistoria e Historia Antigua de la Universidad de Alcalá.
-Madre mía Miguel, como esta la carretera, todo el suelo es nieve y hielo, ve con cuidado no sea que nos tengan que venir a rescatar a nosotros también.
-Aaaaaaajjaaaa.
El gruñido en forma de contestación pronunciado por Vilchez tiene dos motivos, el primero el fastidio que le produce la obviedad que acaba de salir de la boca de el listo de su compañero, y el segundo es que conduciendo con el 4x4 por esa pista de esquí de fondo, el mero hecho de tomar una curva, aunque sea a menos de veinte por hora, es un acto de precisión quirúrgica que exige un máximo de atención y un mínimo de sonido ambiente.
Con el coche de la Guardia Civil avanzando a velocidad de paso humano, consiguieron salir los Guardias de la última curva y a unos trescientos metros, en el centro de un manto blanco sin fin, divisaron la humareda que salía de la chimenea del albergue, habían tardado 70 minutos en recorrer los 18 kilómetros que separaban Cardenete de Villar del Humo, pero se consiguió, cosa que  por momentos no había estado nada clara.
-Están llamando a la puerta, abrid.
El grupo de estudiantes que mataba el tiempo tirados en el gran salón, junto a la chimenea se miraban alucinados, ¿pero, quien coño llama a la puerta, hay en mitad de la nada?.
-Guardia Civil.
-Hombre menos mal.
El profesor Cabrero abre la puerta con alivio, imaginando un autobús todoterreno esperándoles, o con suerte un helicóptero de transporte que tenía planeado hacer un par de viajes.
-Hola,¿y el resto de sus compañeros?, ¿y los medios?.
Jorge, al abrir la puerta descubrió a Miguel Vilchez, y a Mario González cubiertos de nieve como dos jetis y cargados de bolsas de bocadillos cuales mulas, sacando la cabeza, el profesor solo acertó a divisar a un Nissan Patrol modelo corto, algo abollado aunque en un estado de conservación aceptable.
-Hágase a un lado Caballero aquí hace frío.
-Esto, si claro.
Vilchez, como jefe de pareja era la Autoridad en el lugar, y decidió comenzar a dar ordenes.
-Vamos a ver jóvenes, traemos un bocadillo para cada uno de ustedes, mantas y unos litros de café con leche, que se ha quedado frío como el demonio, pero lo acercamos a la lumbre y entrarán en calor, también mantas, vamos a formar una cadena y lo descargamos en un momento.
Mientras Mario organizaba a los estudiantes y se descargaban las provisiones, los profesores abordaron a Vilchez.
-¿Solo han venido ustedes?, ¿ni helicóptero, ni microbús ni nada?.
-Los helicópteros no despegan con este temporal, y en toda la región hay un lío de mil demonios, con carreteras cortadas y pueblos aislados por todas partes, los únicos que hemos recibido la orden de venir somos mi compañero y yo, la Patrulla del Puesto de la Guardia Civil más próxima a este punto, ósea Cardenete.
-Pero, ¿cómo nos van a sacar de aquí?.
-¿Salir de aquí?, me parece a mi, que vamos a pasar la noche juntos, ahora mismo sigue nevando y no se ve absolutamente nada, se supone que a lo largo de esta madrugada dejara de nevar, si es así, mañana por la mañana vendrá otra Patrulla de Cardenete, y entre los dos coches, en tres viajes habremos llegado todos a la civilización.
Pero ahora mismo aventurarse otra vez hay fuera, es una locura.
-Muy bien, escuchadme todos, vamos a tener que pasar una tercera noche aquí, no nos apetece a nadie ya lo se, es 20 de diciembre, esta excursión empalmaba con las vacaciones de Navidad, repito lo se, pero los Guardias que ya conocéis  han traído los bocatas y el café, y no recibirán más ayuda hasta mañana, entonces nos iremos todos en varios coches y de día. Mientras tanto paciencia, no se puede hacer otra cosa.
-Estamos en el siglo XXI, es increíble que no se pueda hacer otra cosa, por favor.
Esto fue lo que espeto un alumnos tras la arenga de Jorge.
-Mi compañero y yo vamos a pasar la noche con vosotros en esta montaña, no pido gratitud, pero si una mínima comprensión.
La contestación la proporcionó Mario, que al cruzarse su mirada con Vilchez, percibió un gesto de aprobación y esto era poco habitual, no es que Miguel Vilchez le ninguneara, es que Vilchez miraba desde arriba hasta al Rey de España, en el caso de que este llevara menos años de servicio que el.
-Guardia, Guardia, despierte.
Vilchez mira adormilado su reloj, las dos de la mañana, tiene ante su cara a una joven de unos veinte años, bastante asustada, con un gorro de lana, goteando aguanieve y calada de frío.
-Rafa,  mi novio, salió hace casi una hora a orinar y no ha vuelto, salí para ver si pasaba algo y encontré esto.
La joven sostenía con una mano temblorosa, un reloj de pulsera y una cartera, que evidentemente pertenecerían a su pareja.
-¿Donde has encontrado esto?.
-Afuera a unos veinte metros de la puerta, y de el no hay ni rastro.
La oscuridad es total, solo rota por las linternas que esgrimen los Guardias, la joven les había indicado el lugar lo mas exacto posible  donde aparecieron la cartera y el reloj, y luego siguiendo las inequívocas instrucciones de Vilchez había regresado al albergue. Ahora los dos Agentes observan petrificados la nieve.
-Mierda, mierda.
-Si ya lo veo, se lo han llevado, pero ¿quién?, no me jodas, estamos incomunicados en una montaña, en pleno temporal de nieve en las sierras de Cuenca, ¿quién?.
 Vilchez no le contesta, con una expresión carente de toda emoción no separa su mirada de esas huellas, al punto donde aparecieron la cartera y el reloj conducen las huellas impresas en la nieve de una persona, pero de ese punto parten en dirección a las cuevas donde están las pinturas rupestres, indudablemente las huellas de tres personas perfectamente dibujadas en el blanco suelo.
-COS Cuenca de 136A.
-Son el equipo que están en Villar del Humo asistiendo a los estudiantes aislados¿verdad?.
-Si.
-Bien díganme.
-COS, ha habido un secuestro, un grupo de al menos dos individuos, se ha llevado contra su voluntad a uno de los estudiantes.
-Joder.
Vilchez se lamenta por su torpeza, camina por la nieve en completa oscuridad y ha pisado una rama provocando un sonoro crujido, que en el absoluto silencio de una noche de invierno en las sierras de Cuenca ha sido un cañonazo en sus  oídos, y es que su mayor temor es delatar su posición por eso avanza con la linterna apagada. Agachándose cada tres o cuatro pasos para mirar y palpar la nieve, asegurándose que sigue el rastro de los secuestradores, en la zurda la linterna empuñada al revés, el veterano Guardia conoce la utilidad del mango metálico de la misma aplicado con sabiduría sobre la mandíbula o los laterales del cráneo, en la diestra la pistola cargada, los ojos dirigidos hacia bajo, a pesar de la oscuridad unas piernas inmóviles saliendo de la brillante nieve se delatan, tragando saliva cada pocos momentos para abrir los oídos abotargados por el frío, quiere escuchar a sus enemigos antes que ellos le escuchen a el. El frío hace que las manos tiemblen, ¿o puede que no sea el frío?, que mas da, aunque estuviese muerto de miedo, Miguel Vilchez seguirá esas huellas hasta el infierno.
Las pisadas desembocan en la entrada de una cueva, y ante la certeza de que los captores del estudiante, han partido de y regresado a ese lugar, Vilchez considera que no le queda otro remedio que meterse en la boca del lobo.
Ahora Vilchez se esta arrepintiendo de haber obligado a Mario a quedarse con los excursionistas, pero si los dos Guardias se metían en la montaña a buscar al secuestrado, ¿quién protegería a los estudiantes si esos hijos de puta regresaban?, no, tenía la convicción de haber hecho lo correcto, y entrar en esa cueva que el no conocía y los secuestradores si, sin ningún apoyo era suicida, pero la alternativa era dejar al chaval a merced de Dios sabe quien, que tenía pensado hacer Dios sabe que.
“Échale huevos y entra hay dentro Miguel”, fue la conclusión a la cual llego nuestro protagonista, que como ya sabemos, era hombre de escasas filosofías y amplias y en ocasiones fatídicas certezas.
La linterna ilumina signos y extraños dibujos esquemáticos en las paredes, cazadores y bisontes corriendo, dibujos de hogueras y grupos entorno a las mismas, ahora tener iluminación es imperativo, pues en la gruta Vilchez no ve ni donde pisa. 
-Alto, Guardia Civil.
La cueva parece haber llegado a su fin, y hay algo, sobre el suelo esparcidas varias prendas de ropa y un tipo cuerpo a tierra.
-Quédate muy quieto “cabron”, te tengo encañonado y voy hacia ti.
Ve a un sujeto en el suelo, pero tiene que haber dos más en alguna parte, Vilchez instintivamente se agacha y pega mas si cabe su espalda a la pared, recorre toda la pared final de la cueva con el haz de luz de su linterna, nadie mas, avanza bruscamente para alcanzar al individuo del suelo y la visión le sobrecogió como nada de lo que había visto en su vida anteriormente.
Pero ahora tocaba correr, por ese desdichado ya no se podía hacer nada, y habían comenzado a producirse disparos en el albergue o muy cerca, el eco de los mismos atronaba en el interior de la montaña, a Mario parecía que se le estaban poniendo las cosas muy mal.
-COS Cuenca de 136A.
-Adelante.
-COS hay una víctima mortal, se llama Rafael Sánchez Mateo de 21 años de edad, con dni 29468796, natural y vecino de Madrid, su cuerpo ha aparecido  eviscerado en las inmediaciones del lugar de su desaparición, y el Guardia Civil Mario Sánchez del Puesto de Cardenete, se encuentra herido de gravedad, tiene una herida profunda de arma blanca en su brazo derecho, mi compañero tiene riesgo de perder la extremidad sino recibe asistencia médica lo antes posible. Hemos sido atacados, yo estoy bien, y no hay ninguna víctima civil mas, los autores de carácter desconocido, son unos varones de pelo largo, complexión delgada, aspecto muy desaliñado , vestidos con unas pieles, ignoro donde se encuentran no tengo ningún dato más.
-136A le voy a mandar ayuda por vía aérea en cuanto sea posible, dejo de nevar hace media hora, espero que dentro de poco se pongan en marcha sus refuerzos.
 -No les llegue ni a ver bien, serían dos o tres, escuche a una estudiante gritar y entre en la habitación,  estaban tirando de la chica, trataban de llevársela a través de la ventana, me abalance y sujete a la chica para que no la arrastraran consigo, entonces uno me golpeo con esa cosa y me hirió, yo hice cuatro disparos a quemarropa Vilchez, me los tenía que haber cargado, estábamos peleando en dos metros cuadrados, y cuando me dieron el hachazo les pegue cuatro tiros, pero no cayeron, solo gritaron  asustándose por mis disparos, salieron despavoridos por la ventana perdiéndose en la noche, no cayeron Miguel y les pegue cuatro tiros.
Mario hablaba cogiendo a su compañero de la cabeza con la mano izquierda, el brazo derecho caía inerte a un lado, tenía un tosco vendaje que rodeaba su extremidad, el amplio charco de sangre daba fe de que a Mario habían estado a punto de amputarle un brazo de un hachazo.
-Eso es una prueba, no debe tocarlo.
-Dios mío no lo entiende verdad, 9.000 años, yo estimo que esta hacha de mano tiene unos 9000 años de antigüedad.Hoy 21 de diciembre, solsticio de invierno, en esta noche desde el comienzo de los tiempos, los primeros pobladores de nuestro continente que eran cazadores-recolectores, celebraban una  fiesta en la cual consumían la ultima carne fresca que tenían, y se preparaban para sobrevivir al duro invierno, con las provisiones menos perecederas que guardasen. Milenios después con la sedentarizacion neolítica, los agricultores y ganaderos mantuvieron la celebración y entre otras cosas sacrificaban sus últimas reses al no poder mantenerlas durante la estación que comenzaba.
-Todo eso esta muy bien, pero los humanos no podemos vivir 9.000 años.
-¿Y qué otra explicación es posible?, el arma recuperada, el aspecto de los individuos, el que precisamente esta noche hagan una salida masiva de caza, y sobre todo piénselo ¿por qué no murieron cuando su compañero les disparo?, por que ya están muertos Miguel, y por alguna espantosa razón esta noche han vuelto a salir a cobrarse sus últimas piezas.
-Mire usted que es un científico, supongo que comprenderá que lo que esta diciendo no tiene ni pies ni cabeza, y además yo no tengo que intentar comprender nada ahora mismo, luego cuando esta pesadilla termine, actuarán otros compañeros que tratarán de coger  a los tipos que están haciendo esto, mi misión Jorge, es mantenerles vivos hasta que llegue el auxilio.
El resto de la noche en el albergue, los minutos parecieron horas, y las horas días, con las puertas y ventanas atrancadas con el escaso mobiliario existente. Profesores, estudiantes y Guardias Civiles, permanecían atrincherados en la estancia principal junto a la lumbre, prácticamente amontonados unos sobre otros para aprovechar el calor de la chimenea, y aunque nadie lo decía en voz alta, por la sensación de seguridad que da el hombro con hombro, solo mantenían unos pocos metros de distancia, Pilar la novia del joven desaparecido, a la que los profesores no sabían como explicarle el fatal desenlace, y que mantenida en la ignorancia trataba de mantener su mente ocupada centrada totalmente en el cuidado de Mario, cuyo estado tenía preocupado a todo el grupo, pues debilitado por la pérdida de sangre y conmocionado por fuertes dolores empeoraba por momentos, y junto a ellos Miguel Vilchez, la espalda apoyada en la pared, arma y linterna al alcance de las manos, la mirada perdida y en silencio absoluto.
Hasta que poco antes del amanecer, la noche fue rota por el estrépito de los helicópteros.
-¿Eres Vilchez?, soy el Sargento Granja de la UCO. A tu compañero, a Mario Sánchez se le evacuará ahora mismo, en el otro helicóptero caben tres personas, si alguien mas esta mal saldrá también inmediatamente, todos los demás esperaran a que llegue el autobús, tardara una hora y media, mas o menos, mientras tanto los compañeros del GRS que han volado conmigo se encargarán de la seguridad, y yo comenzare la investigación.
-¿Que investigación?.
-Como que, que investigación, hay que averiguar que ha pasado aquí.
-Buena suerte mi Sargento.
Vilchez se dio la vuelta dejando a su compañero con la palabra en la boca, y se dirigió al más cercano de los helicópteros, al cual estaban subiendo en ese momento la camilla en la que viajaría Mario.
-Nadie hubiera peleado mejor, esa chica esta viva por ti Mario, eso es lo que cuenta, al final solo queda esa satisfacción. 
-¿Crees que podré montar en bici con un solo brazo?.
Entonces Vilchez se limita a mirar a su compañero, mientras apretaba con fuerza su mano sana, hasta que se cerró la puerta de la aeronave, otro hubiera acertado a decir algo, algún consuelo o palabra amable, pero Vilchez era hombre de pocas palabras, escasas filosofías y en ocasiones fatídicas certezas.