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Después de perder mi terror tecnológico con el Facebook, me lanzo a la aventura definitiva, el plasmar mis vivencias, recuerdos y en otras ocasiones aventuras imaginarias. En este blog sin mas preámbulos, os doy a todos la bienvenida a este rincón del guerrero consciente.

domingo, 14 de julio de 2013

VECINOS

Palpa la pila del aseo tratando de encontrar el grifo  monomando, Ernesto Garcés 29 años obrero metalúrgico recién independizado del hogar paterno, y sujeto que odia madrugar, son las 06,30 horas, tiene la cara llena de jabón, es lunes,y lleva una semana viviendo en esta casa,  luego la búsqueda  resulta de gran dificultad.
-Por tercera noche consecutiva, una gran muchedumbre se ha concentrado en la Plaza Tahrir de El Cairo.
Eeeeeehhh....
-El Primer Ministro interino, sigue sin realizar ninguna declaración relativa a las protestas.
-¿Quien esta ahí?.
Al no obtener respuesta, se arranca la espuma de jabón a manotazos de la cara, y dando trompicones se dirige al salón, de donde parece venir el sonido. La televisión esta encendida, y para su alivio, dando un boletín de noticias a una inexistente audiencia, aunque todo hay que decirlo, de fondo se escuchan unos fuertes ladridos de perro, posiblemente provenientes de un pastor Alemán, un Rotwailwer, o algún ejemplar así, Ernesto no recuerda dejar la tele encendida. Pero da igual, va a desayunar que todavía llega tarde al curro.
Martes.
Rrrriiiihhh,,,
- odio esté puñetero despertador.
 Las 06,30, mientras se afeita va planeando todo lo que tiene que hacer hoy, entre otras cosas, cambiar de despertador.
-Pero,¿qué es esto?.
 Mi cara, en el espejo es negra, mis manos, es el agua, sale un líquido negro del grifo.
De un golpe seco corta el agua en el monomando.
Y mientras ese perro, que no calla ladrando histérico, mientras se limpia con la toalla de baño, el perro súbitamente deja de ladrar, y entonces tiene un golpe de intuición y vuelve a abrir el grifo.
Fluye un agua transparente como sí saliera de un iceberg. Entonces nuestro héroe, (esto es un giro literario, de héroe tiene poco, de hecho sus manos tiemblan como sí padeciese Parkinson), decide tratar de sobreponerse y continuar con la rutina mañanera, es un poco raro, sobre todo por que no hay rastro de negrura en toalla ni pila, pero hay que continuar.
Miércoles día tres.
Rrrrrrriiiiihhh,,,
-Joder.
Ernesto recuerda que olvido comprar un nuevo despertador, guau,guau, raraararararr,,,,,.
-No me jodas.
El ladrido del perro, perfectamente reconocible, y nuevamente a la hora de despertarse, no sin cierta aprensión, Ernesto se dispone a salir de su habitación, para,,, Dios sabe que, pero cuando tira de la manilla de la puerta, la misma no responde. Aterrado comprueba el pestillo de la puerta, no, no esta puesto, alguien esta sujetando la puerta desde el otro lado. Tira con toda su fuerza, la puerta ni se mueve como sí estuviese anclada al marco, guau,arrrrrrr.
-Para ya hijo de puta.
Entonces los ladridos cesan, y como sospechaba Ernesto, la puerta se abre sin ningún problema, aun así, con gran temor,Ernesto registra la casa en calzoncillos, y armado con un cenicero en cuya superficie figura la inscripción "recuerdo de Amsterdan" y una hoja de marihuana dibujada.
Ernesto estuvo toda la mañana en la fábrica, pero su mente estaba en otra parte. Hasta qué llego a una conclusión, la casa estaba embrujada, y tratar de engañarse así mismo no solucionaría nada, Decidió que debía salir de allí cuanto antes, y si perdía la fianza le importaba un pepino. Si esta misma tarde comenzaría  la búsqueda de un nuevo piso.
En esas estaba Ernesto a las tres de la tarde, cuando finalizo su turno y se disponía a entrar  en casa para cambiarse y comer algo, antes de ponerse a recorrer inmobiliarias. En ese momento, con la llave ya en el interior de la cerradura, del piso contiguo al suyo, nuestro vecino vio salir a un varón de unos 45 años y  de formas amaneradas, acompañado de un pastor Alemán.
-Perdone, me llamo Ernesto Garcés, llevo semana y media viviendo en esta casa, y nunca habíamos coincidido.
-Hola, yo soy Antonio Alemparte, si, nunca habíamos coincidido, encantado y si tienes algún problema o duda, aquí estoy.
-En realidad si, ¿tienes un momento?.
-Desde luego, entra en casa por favor.
El Sr. Alemparte, aunque finge por pura cortesía, no puede evitar un rictus de fastidio, probablemente tenía cita en el spa o en el nutriciónista.
-Dime Ernesto.
-Bueno es un poco difícil de explicar, probablemente pienses que soy un imbécil.
-Oh, claro que no, simplemente dilo por favor.¿Quieres tomar algo?, soy un maleducado.
Esto último Alemparte parece decirlo con sincero interés, es un adicto a los culebrones, y el tono de misterio que esta alcanzando la conversación empieza a encandilarle, se ha sentado cómodamente  en el sofá central de su salón, y tras cruzar las piernas, chasquea los dedos para que su perro, un soberbio ejemplar de Pastor Alemán se tumbe a sus pies.
-No, no gracias, bien en mi casa hay fenómenos paranormales. LLevo menos de dos semanas viviendo aquí, la casa la tengo alquilada, pero en los últimos tres días, han pasado cosas muy raras, siempre a la hora de levantarme para ir a trabajar. El detonante siempre son unos fuertes ladridos de perro, de un animal que debe ser de buen tamaño, como el tuyo por ejemplo.
Simultaneamente al ladrido, el lunes la televisión se puso sola en marcha, el martes comenzó a fluir desde los grifos una extraña agua negra, y hoy lo que me ha decido a dejar la vivienda es que intentaba salir de mi habitación, y no podía, algo estaba sujetando la puerta desde el otro lado, pero con una fuerza que me impedía por completo la apertura de la misma. Y todo cesa cuando el perro calla, entonces instantáneamente todo vuelve a la normalidad.
Eh decidido que lo ocurrido el dia de hoy es demasiado, y esta misma tarde empiezo a buscar otra casa.
Alemparte le escucha con una expresión inescrutable, con la mirada fija en nuestro interlocutor y jugueteando con los dedos de su mano derecha con un bolígrafo que se encontraba sobre la mesa de te junto al sofá.
-Bien, ¿puedo preguntarte, por que me cuentas esto?, no pienso que seas un imbécil en absoluto, pero desde luego es una historia digamos poco común.
Entonces Ernesto llega a la conclusión de que el imbécil es el vecino, le dicen que en el piso contiguo al suyo hay poltergeist, y se queda alelado jugando con un boli, como si le dictaran su declaración de Hacienda.
-Bueno, tu vives aquí, ignoro si tienes familia, considero que es una información de tu interés.
-Si, a título de curiosidad tiene bastante interés, yo soy profesor de Historia Antigua, y bastante aficionado a estas cosas digamos extraordinarias. Por eso te digo que lo que cuentas es chocante, hay mucha literatura sobre los perros del Diablo, canes enviados por Lucifer, para cobrarse nuevas almas, ya comprometidas con el infierno, y que a la hora de la verdad se resisten a dar el paso.
Pero esos seres, si existieran, no dan segundas oportunidades, entiendo tu zozobra, pero los ladridos son algo perfectamente explicable, piénsalo vivimos en una comunidad de 60 viviendas, podría haber sido hasta mi fiel Bruno, asustado por tu despertador, muy estridente por cierto, en cuanto a los tres fenómenos que has descrito, un electrodoméstico que se enciende sólo, por favor, eso puede ser desde un fallo eléctrico a una mala programación, el agua sucia de las cañerías, no merece mayor comentario, lo más destacado, desde luego es el episodio matutino del día de hoy. Pero ¿estas 100 x100 seguro de lo ocurrido?, no te ofendas, pero algo que ocurre a primera hora a del día, todavía adormilado, y sin más testigos que corroboren el hecho, por no hablar de la propia sugestión personal, podría haber sido incluso que tu mismo bloqueabas la puerta con tus pies, mientras con tus brazos tirabas de la misma.
-Si, bueno,,,, no se, ahora si que me siento como un imbécil, antes vivía con mis padres y dos hermanos, sólo llevo menos de dos semanas emancipado, es bastante infantil, pero eso también puede haber influido.
-Oh, por supuesto que sí.
El profesor dedica al azorado Ernesto una sonrisa de conmiseración.
-La verdad es que Bruno y yo estábamos saliendo cuando llegaste, y creo que el tema esta bastante claro, en ocasiones ese maravilloso invento, llamado imaginación humana, nos juega malas pasadas. Creo que ni siquiera deberías hablar o darle vueltas al asunto.
-Claro, y perdona por haberte molestado, no sabía que tenías prisa.
-No tiene ninguna importancia, por favor.
Esto lo dice el profesor mientras se levanta con parsimonia del sofá, se pone sobre los hombros un polo de color verde, y le ajusta la correa a Bruno.
-Te voy a acompañar a la puerta Ernesto, para que no tengas miedo, jojojo.
-Si claro jeje.
Era evidente que esta bromita, no le había hecho mucha gracia a nuestro protagonista.
Una vez ya a solas de nuevo en su casa, Ernesto se dio cuenta que su peculiar vecino, tendría razón con casi toda seguridad, y sintió un considerable alivio, hasta estaba empezando a hacer planes para esa tarde a pesar de ser miércoles, cuando.
Un gran  estruendo, le hizo salir precipitadamente al descansillo, donde descubrió, a un grupo de individuos, forzando con un taladro, a plena luz del día, la puerta de su estrambótico vecino.
-Eh que pasa, voy a llamar a la Policía.
-Tranquilo caballero, soy el Secretario Judicial, del juzgado número 2 de lo mercantil, esta vivienda tiene nuevo dueño que la ha adquirido en subasta pública, y se esta tomando posesión de la misma.
-¿Pero cómo?, si hace media hora estaba hablando con el señor que vive en ella.
-No puede ser, esta usted confundido.
-Todo el mundo, últimamente piensa que me invento las cosas, pero se llama Antonio Alemparte, es profesor de Historia, tiene un perro que se llama Bruno, y vive en esta casa.
La pequeña comisión que vino a hacerse cargo del inmueble, no sale de su asombro, al funcionario del juzgado, no se le caen los papeles al suelo por un pelo, y nuestro protagonista se sorprende.
-Bueno, ¿pero qué pasa?.
-Caballero, usted acaba de identificar, efectivamente, al antiguo propietario de esta casa, hasta que hace nueve meses murió  en un accidente de tráfico, su perro y el, ambos fallecieron en un accidente en la A-7.
Ernesto, sin poder siquiera decir una palabra, con las piernas a duras penas sosteniéndole, se da la vuelta, y entra en su piso, cerrando bruscamente la puerta a su espalda, y mientras permanecía de pie en su pasillo, tratando de reflexionar sobre todo lo que estaba pasando.
-Perdona Ernesto, mi querido vecino, como puedes ver tengo nuevos,,,digamos inquilinos, y hasta que me acostumbre a la nueva situación, si no te importa, Bruno y yo pasaremos unos días contigo.
Ernesto, casi se muere de la impresión, de pie frente a el con su inmaculado aspecto, camisa recién planchada, pantalones de pinzas, y un reloj de pulsera marca Tagle Heuer, se encuentra Antonio Alemparte, Profesor de Historia, hombre refinado, amante de los animales, y no muerto en la actualidad. Acompañado de su fiel hasta la muerte y más allá perro, que observa con aspecto hierático a nuestro protagonista, hoy menos héroe que nunca, pues tras aliviar su vejiga de pie en el lugar por reflejo involuntario, trata de salir corriendo hacia el exterior del piso, hasta que Bruno gruñe, y la mesa camilla situada junto a la puerta,,,,,,le corta el paso.

Fin de Vecinos.
En Valencia (España), a Julio de 2013.
Ernesto.