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Después de perder mi terror tecnológico con el Facebook, me lanzo a la aventura definitiva, el plasmar mis vivencias, recuerdos y en otras ocasiones aventuras imaginarias. En este blog sin mas preámbulos, os doy a todos la bienvenida a este rincón del guerrero consciente.

lunes, 24 de diciembre de 2018

UN TRABAJO FÁCIL

24 de diciembre de 2018 es Nochebuena, pero esta noche tengo que trabajar, en realidad me alegro de tener un encargo para hoy. Cuando tu madre ha muerto por sobredosis, no tienes ni puta idea de donde esta tu padre y tienes socios y compañeros pero no amigos, la Navidad es mas una pesadilla que una fiesta, bueno como decía esta noche tengo un trabajo, será la séptima persona a la que mate.
Apuro mi café con leche mientras vigilo utilizando la cristalera, la calle de La Paz es un hervidero con gente corriendo de un lado para otro tras las compras de última hora, es una buena noche para trabajar. La Policía en servicios mínimos y saturada, las puñeteras familias felices reuniéndose, y las ya nombradas compras apresuradas. Caos y relajación, y cuando las presas están relajadas los depredadores cenamos bien.
Aunque llamar presa al tipo que me voy a cargar sería como poco inexacto, un abogadito metido en política, ha prometido muchas cosas y no ha cumplido ninguna, mucha gente dono dinero a la causa y luego los contratos no llegaron o tenían una dimensión económica ridícula, hasta que engaño a la persona equivocada. Y ahí entré yo a jugar, en realidad no soy tan malo, yo soluciono los problemas a los que la Justicia no llega, soy un barrendero o un desinfectante social, si es una forma de verlo, yo cauterizo las heridas.
La gente a la que mato siempre es mas culpable que Judas, nadie paga 9000 pavos por eliminar a un currante, la vida de un currante no vale 9000 euros.
Soy el último cliente del local y el camarero comienza a mirarme con caras de pocos amigos, no deseo que el tipo pueda recordar mi cara, de manera que amablemente pago la cuenta y salgo, para que el buen hombre pueda cerrar el negocio e ir a su casa para ver a Papa Noel y esas cosas.
El paso de cebra, si sale de casa a pie y viene al parking a por el coche, (como hace el 100% de los días) tiene que atravesar el paso que esta frente a mí. Este espacio no esta en el ángulo de grabación de ninguna de las cámaras de video vigilancia de la calle. Ira con su mujer, señora de sesenta años entrada en carnes, el objetivo tiene sesenta y cuatro años y la movilidad reducida (le operaron la rodilla derecha hace seis meses), me cruzare con ellos atravesando la calzada, a ella patada en la cadera o en una rodilla, para que caiga al suelo como un fardo y no estorbe mucho. Luego al objetivo dos disparos y cuando este en el suelo un tercero en la cabeza. 
Correré desde la C/ de La Paz hasta la C/ Del Mar treinta o cuarenta segundos, me cubriré en el portal del número 15 quitándome las gafas de pega, y la perilla postiza, me guardare el arma y le daré la vuelta a la chaqueta, un minuto mas. Carrera hasta la Plaza de La Reina, otros noventa segundos. En Plaza de La Reina cambio a ritmo de paseo y desciendo al Parking público, pago el importe de la estancia y salgo escopeteado con el coche.
En alguna parte de la A-3, a la altura del Aeropuerto mas o menos cambiare las placas de matrícula, y ya sin parar hasta Madrid.
Si ademas de su mujer lleva mas compañía improvisare, (supongo que tendré que repartir algunas ostias mas) intentare que no sean disparos, a partir del segundo cadáver la Policía se mosquea bastante, ademas, soy un profesional no uno de esos psicopatas de mierda que conocí en la cárcel.
Tiene que estar a punto de salir, finjo mirar los escaparates, con mi antebrazo derecho busco el tacto tranquilizador de la Sig Sauer del 9 mm parabellum que llevo en la cadera, entre el pantalón y la ropa interior, doce cartuchos en el cargador y uno en la recamara. El pie tiene vida propia y golpea rítmicamente el suelo sin que el cerebro le diga nada, también noto los latidos de mi corazón en las sienes.
Que lo haya hecho otras seis veces no implica que no este acojonado, solo los locos y los drogadictos no sienten miedo, y ni los locos, ni mucho menos los drogadictos, sirven para esto.
Ahí esta, va solo, perfecto, únicamente lleva una especie de mochila cruzada al pecho, nos estamos acercando ya estamos a unos cuarenta metros el uno del otro, me levanto la camisa para que solo tenga que dar un tirón en el momento de desenfundar, pero, ¿que lleva en la mochila?. NO ME JODAS.


FIN DE EL CAPÍTULO I DE "UN TRABAJO FÁCIL"
En Valencia (España) a 24 de diciembre de 2018.
Ernesto. 





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