El Lobo tenia el hormigueo, esa sensación de energía a flor de piel previa a la acción y eso que estaban en la primera fase de la operación. El Lobo vigilaba el portal y Emilio estaba en la calle paralela atento a la radio, el objetivo todavía no había aparecido y el mercenario no le quitaba ojo al portal mientras fingía juguetear con el teléfono móvil. En el lado derecho de la cadera la Sig Sauer del calibre 9 mm parabellum enfundada y oculta bajo el pantalón, cuyo tacto le recordaba que estaban haciendo ahí.
El Lobo del Tercio repasaba mentalmente el plan, cuando el objetivo saliese se lo “cantaba” a Emilio por radio y se dirigía al portal, con la mayor naturalidad sacaba su llavero e introducía la ganzúa, esta había sido probada tres veces durante las vigilancias y el reconocimiento de zona por lo que debería franquearle el paso sin problemas, luego ocultarse en la escalera y esperar a que Emilio avisara del regreso de Restrepo, esperar siempre esperar, es el problema la espera dándole vueltas a la cabeza deseando que todo termine.
Este trabajo es un noventa por ciento de esperas y un diez de acción.
Mientras El Lobo filosofaba se abrió el portal y Restrepo salió a la acera con paso decidido, sin mirar a ningún lado y enfilando la calle hacia la izquierda, actúa como quien no teme nada porque nada a hecho.
Pero si lo a hecho, debe mucho y llego la hora de pagar.
-2, 2 ¿me recibes?.
-Si, adelante.
- El amigo esta paseando, voy a entrar a comprar puedes ir al lugar.
-Vale, salgo de paseo.
Emilio se puso en marcha en dirección al puesto de observación en el parque, de camino al mismo se cruzo con Restrepo pantalones y cazadora vaquera con camisa blanca. Perfecto así se ahorraba preguntarle la descripción al Lobo, aunque conozcas la cara del objetivo, siempre que se pueda se debe transmitir su descripción, en el momento de la intervención eso evita fatídicos errores.
Al mismo tiempo El Lobo esta dando vueltas a la ganzúa en el interior de la cerradura del portal mientras da imperceptibles empujones a la puerta con la cadera. Un leve crujido y el mercenario ya esta dentro del edificio. Restrepo vive en el tercero y El Lobo del Tercio decide esperar en el descansillo entre el tercero y el cuarto, en las escaleras siempre es mejor bajar que subir, se puede mover mas rápido y al enemigo se le aborda desde arriba, cabe la remota posibilidad de que el objetivo trate de huir corriendo escaleras abajo, pero no correría mas que una bala y si consiguiese llegar a la calle encontraría a Emilio de frente.
Eso ocurriría si el plan fracasaba , a priori Restrepo no me conoce ni debería tener ninguna sospecha de nuestro plan, no le sorprenderá un tipo normal bajando por la escalera, pensaba El Lobo, hasta que ese tipo le descerraje un tiro en la cabeza.
El café y el aceite están carísimos, pero eso no me quita el sueño. Lo que me agota son las pesadillas recurrentes, sueño con mi madre, sueño con mis victimas y anoche vi mi muerte.
Un cabrán me daba plomo en la misma puerta de mi casa, el sueño fue totalmente real podría describir al sicario con pelos y señales, un tipo de pelo moreno y piel muy blanca, cincuentón pero fuerte, vestido con ropa oscura, una brazo firme que sujetaba una pistola dirigida a mi cabeza, y sobre todo unos ojos grises inhumanos que no transmitían miedo, ni rabia ni nada. Solo estaban clavados en mi, fijando a la presa para que no huya.
Oigo el disparo y me despierto sudando eran las seis de la mañana, no puede seguir así, hoy le comunicare un ultimátum a mi madre, o deja de calentarme la cabeza, con venganzas de espíritus y castigos karmaticos o cortaré todo contacto, habrá perdido un hijo.
En esos pensamientos andaba Restrepo cuando sacaba del bolsillo las llaves de casa.
-1,1 de 2, El Lobo ya sabia lo que pasaba, adelante .
-1 el cliente esta subiendo, entras a jugar.
- Recibido, inicio, ponte en posición.
Emilio sabia lo que eso significaba, se levanta del banco lentamente y una vez Restrepo se pierde de vista en el interior del portal, el soldado tuerto cierra toda posibilidad de huida al objetivo plantándose en mitad de la acera a escasos tres metros del portal , con su mano derecha se asegura de que la pistola Walther que lleva oculta en el forro interior de la cazadora no lleva el seguro puesto, y la mano no vuelve a su posición natural todo debe ocurrir muy rápido. Por lo que Emilio fingiendo que busca un mechero o un paquete de tabaco permanece con su diestra dentro de la chaqueta, empuñando su arma, viejos hábitos, viejo entrenamiento, la determinación de siempre.
Si ese hijo de puta llegaba al portal porque las cosas no habían salido bien arriba, no alcanzaría la calle, ni de coña, lo freiré aquí mismo decidió el veterano.
Cuando el santero iba por el segundo piso se paro, un escalofrío le sacudió la columna y revivió la pesadilla de la noche, visualizo como el tipo de los ojos grises le disparaba, lucho por abandonar el recuerdo y continuar subiendo peldaños pero estaba paralizado, su cuerpo se negaba a obedecer, el palero comprendió que se negaba a caminar hacia la muerte y entonces lo supo.
Todo cobro sentido la pesadilla era una premonición, el bien y el mal no se confundían se mantenían separados y en constante pugna, los actos tenían consecuencias y en resumen, su madre tenía razón.
El acto de lucidez la iluminación, se produjo en un par de segundos no hizo falta mas tiempo todo el puzzle se completo inmediatamente, todo encajaba. No obstante tampoco había mas tiempo, El Lobo descendía por la escalera con grandes zancadas y la pistola ya desenfundada. Se había percatado de la detención del objetivo antes de llegar a su planta y se sintió descubierto.
Restrepo se movió hacia su derecha bruscamente y por unos milímetros esquivo el primer disparo lo hizo sin pensar solo actuó, tampoco se sorprendió cuando reconoció sin lugar a dudas al tipo de su sueño, era el mismo sicario que en este momento estaba disparándole, mientras detonaba el segundo disparo el santero arrojo la bolsa de la compra contra el tirador que estaba acabando con el. El Lobo cayo sobre la escalera al recibir el impacto de las latas y botellas en plena cara inmediatamente se rehízo y desde el suelo disparo por tercera vez de forma instintiva hacia el lugar del que vino el golpe. Restrepo estaba tratando de huir cuando recibió este balazo en pleno riñón trastabillando continuo su carrera escaleras abajo, escucho los pasos persiguiéndole y dos tiros mas sonaron ahogados por el silenciador, pero en el mínimo espacio de una escalera eran perfectamente audibles, uno impacto en el centro de su espalda seccionándole con un corte limpio la columna vertebral. Las rodillas se le doblaron inertes y El Santero se derrumbo en el portal de su casa, no deseaba rendirse y tuvo el instinto de arrastrarse a cubierto pero sus brazos no le respondían. Pero de alguna manera huyo, el dolor punzante desapareció, sus brazos se movían de nuevo, se percibía flotando y Restrepo miro hacia abajo justo a tiempo para ver como El Lobo le descerrajaba en plena cabeza el tiro de gracia a su cuerpo indefenso, tumbado sobre el suelo de azulejo del portal.
Restrepo a lo largo de su vida siempre fue mucho mas pragmático y realista que emocional, supongo que eso unido al estado de shock. Hizo que lo único que vino a su mente en ese momento fue curiosidad, no miedo, ni ira ni tristeza, supongo que todo eso vendrá luego.
De momento al sicario mágico solo le vino a la mente una cuestión, ¿ y ahora que?, ¿existirá el infierno?.
Fin de el capitulo VIII de EL SANTERO.
En Valencia (España), a 25 de agosto de 2024.
Ernesto.
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