BIENVENIDOS

Después de perder mi terror tecnológico con el Facebook, me lanzo a la aventura definitiva, el plasmar mis vivencias, recuerdos y en otras ocasiones aventuras imaginarias. En este blog sin mas preámbulos, os doy a todos la bienvenida a este rincón del guerrero consciente.

domingo, 30 de diciembre de 2018

UN TRABAJO FÁCIL-CAPÍTULO FINAL

Un bebé, hay un crío de unos días dentro de la mochila, cruzada sobre el pecho del hijo de puta, no puedo vacilar, hago un solo disparo para asegurarme de no darle al niño. Pero se lo pego en la cabeza, a quemarropa.
Siguiendo el plan de huída corro hacía la Calle del Mar, entonces oigo el frenazo y el golpe. El tipo con el bebé pegado a el quedo tirado en el centro de la calzada, y ahora un capullo les ha atropellado. No contaba con esto, ese crío no tiene culpa de nada, solo voy a ver que ha pasado, y todavía tengo tiempo .
-Que haces? No muevas a la persona, sepárate imbecil.
En el coche viaja una parejita joven, he vuelto sobre mis pasos, necesito saber si el bebé sigue vivo.
-Policía? Si, calle de La Paz 26 hay una persona atropellada y un loco está registrando el cuerpo.
Un disparo en el centro del pecho, y el móvil se ha desprendido de la mano muerta del chico que estaba llamando, donde coño está el crío, la mochila está vacía, ha salido despedido.
Controlo todo el entorno  enderredor mío, la novia del muerto de rodillas llorando, encañono en los 360º con  las piernas semiflexionadas, todavía tengo segundos, entonces distingo esos pañales de colorines en la oscuridad, el cuerpecito del niño esta inerme junto a una señal de tráfico.
Todavía respira, pero está muriéndose, salió volando y se estampó contra la fachada. En la Catedral, lo dejare allí, lo tumbare en la entrada de un confesionario o algo similar, ellos llamaran al SAMU.
-HIJO DE PUTA, le has matado.
Giro sobre el suelo alejándome de mi atacante, mientras me protejo la cabeza con los brazos, cuando no puedes pensar el entrenamiento y el oficio lo hacen por ti, la novia del tipo que acabo de matar, me ha comenzado a apuñalar con una puta horquilla del pelo, mientras me arrodillaba junto al niño. Veo sus piernas y de una patada frontal le dobló hacia detrás una rodilla, dejando su pierna en una postura imposible, da un grito desgarrador, que silencio con una segunda patada con la extremidad contraria en plena cara, cuando se agacha para sujetarse la pierna rota. Lanza una bocanada de sangre y un par de dientes mientras cae al suelo con los ojos en blanco.
Necesito pensar, he recuperado del suelo mi arma, en el brazo izquierdo el bebé agonizante, dos cadáveres en mitad de la calzada, y en la acera un cuerpo de mujer inconsciente, ya hay gente mirando, y Patrullas avisadas.
Pego varios tiros al aire, para que se escondan los mirones, no vaya a salir un capullo haciéndose el héroe, todavía puedo huir, pero el bebé está mal, no salvará el pellejo si se lo dejo a un cura. A la salida de Valencia, sentido Madrid está el Hospital General, lo tengo que llevar ahí directamente.
Ya me he quitado la caracterización en el portal previsto de la Calle del Mar, y estoy en el coche, he perdido fácilmente cinco minutos, la cosa está mal, y el niño, mierda, no respira, paro el coche y con la yema de los dedos índice y corazón de la mano izquierda, comienzo a hacer compresiones en su mini caja torácica, mientras soplo en su nariz tratando de insuflarle aire en los pulmones, uno,dos, tres, cuatro veces se está poniendo azul.
A la séptima vez, el crío lanza una especie de tos y comienza a respirar.
-Hola, me he encontrado a este bebe junto a un contenedor de basura.
-Es su padre?
-No, ya le he dicho que fui a tirar la basura y me lo encontré, lléveselo al medico ya,  parece que está muy mal.
El celador de Urgencias con el que estoy hablando, por fin mira al bebe, y se convence de que tiene que ser reconocido ya por un médico.
-Vale, me lo llevo a triaje, vaya a admisión, de sus datos y diga dónde estaba el niño.
Mientras discutía con el sanitario de la puerta del Hospital, he visto con el rabillo del ojo, que entraba en urgencias una Patrulla de la Guardia Civil.
-"Si Central, hemos visto el vehículo del sospechoso del doble homicidio en el centro de la ciudad. Esta parado sobre la acera de la Avenida del Cid, aparcado junto al Hospital General, vamos ha echar un vistazo dentro".
El guardia más joven está hablando por el walkie-talkie con su central, demasiado, tarde demasiado en salir de la zona de actuación. Maldito crío, no puedo volver al coche, lo tienen identificado, tengo que robar otro y continuar la huida. 
Me doy la vuelta y veo un rastro de sangre, que comienza en la puerta del Hospital y finaliza entre mis pies, un escalofrío recorre mi espalda, y cuando levanto la vista, mis ojos se cruzan con los del Guardia del walki, que al igual que yo, se ha quedado petrificado, mirando alternativamente al rastro de sangre y a mí.
ya estoy desenfundando, el, para tratar de ganar un segundo me arroja la radio a la cara.
Disparos, notó una punzada y un escalofrío, me han dado en las tripas, disparo a ciegas tras unas sillas, el pikoleto está peor que yo, tumbado en el suelo, lucha por inhalar algo de aire con una herida de bala que le atraviesa la garganta. Del agujero de su cuello salen burbujas sanguinolentas, y tiene la mirada perdida, pero el cabrón no ha soltado la pistola, aunque no debe ver nada, porque encañona en todas direcciones con los ojos muy abiertos, ahora o nunca, me levanto tras las sillas y corro hacía la puerta, noto otro aguijonazo, una segunda bala me ha entrado por el costado izquierdo, el otro Guardia me esta disparando cubriéndose tras la máquina de refrescos. Gritos y personas rodando por el suelo, tratando de ponerse a salvo desesperadamente. El pánico y el caos es absoluto mientras los Agentes y yo nos batimos el cobre. 
Otra bala me ha pasado rozando, es el poli herido que dispara a ciegas al oír como me acerco, pues el tipo ha quedado tumbado en mi camino.
Cuando paso junto a el, le descerrajo un tiro en la frente sin detenerme, otro impacto, este en la espalda, y caigo al suelo, ya me han pegado tres tiros, casi no puedo moverme, pero cambio el cargador del arma. Hasta que me la arrancan de la mano de una patada.
-Hasta aquí has llegado, hijo de puta.
Me lo ha dicho el compañero del Guardia que acabo de matar, noto como me pone los grilletes. Si, hasta aquí he llegado.
Lo último que recuerdo es el chupete, el crío llevaba un chupete azul con una especie de elefante dibujado, está en el suelo a unos centímetros de mi cara, seré gilipollas, me he dejado el chupete

EPÍLOGO

24 de diciembre de 2019.
Hospital Nacional de Parapléjicos (Toledo).
-Ernesto, vas muy bien, no te sueltes, deja caer el peso en los pies, vas muy bien.
La puta rehabilitación, cuatro veces a la semana me trasladan de la Prisión  de Ocaña al Hospital de Parapléjicos, paso esas mañanas haciendo mis ejercicios, los médicos dicen que voy muy bien, que puede que en unos seis meses vuelva a andar.
Que bien, podré pasear el resto de mi vida por la cárcel.
Ahora que he terminado los ejercicios, voy ha leer una nota que me ha mandado el abogado, (la única persona que me visita en el año que llevo en el "talego"), llevo toda la mañana con el sobre en el respaldo de la silla de ruedas sin abrirlo, cuando se está en la cárcel y unido a una silla de ruedas, (es decir, doblemente prisionero) uno dosifica sus entretenimientos, durante toda la mañana he fantaseado con el contenido del sobre, será alguna chorrada sobre el proceso, pero mientras no lo lea, tendré algo en que pensar.
"Hola Ernesto, el niño de la noche de los hechos está perfectamente, se recuperó sin secuelas, he averiguado que se llama Vicente, le han puesto ese nombre en honor a su abuelo, al que mataste en la Calle de La Paz, cuando pasó todo, solo tenía una semana de vida y no le habían bautizado, como comprenderás, sus padres no quieren saber nada de ti, rechazan tus disculpas y tu oferta de indemnización, bueno nos vemos tras las vacaciones, te visitare en la prisión, feliz Navidad"
Arrugo la nota y la dejo caer, miro a través de los barrotes, en el exterior comienza a nevar, joder, odio las Navidades.


Fin de "un trabajo fácil".
En Valencia, (España), a 30 de diciembre de 2018.
Ernesto.




lunes, 24 de diciembre de 2018

UN TRABAJO FÁCIL

24 de diciembre de 2018 es Nochebuena, pero esta noche tengo que trabajar, en realidad me alegro de tener un encargo para hoy. Cuando tu madre ha muerto por sobredosis, no tienes ni puta idea de donde esta tu padre y tienes socios y compañeros pero no amigos, la Navidad es mas una pesadilla que una fiesta, bueno como decía esta noche tengo un trabajo, será la séptima persona a la que mate.
Apuro mi café con leche mientras vigilo utilizando la cristalera, la calle de La Paz es un hervidero con gente corriendo de un lado para otro tras las compras de última hora, es una buena noche para trabajar. La Policía en servicios mínimos y saturada, las puñeteras familias felices reuniéndose, y las ya nombradas compras apresuradas. Caos y relajación, y cuando las presas están relajadas los depredadores cenamos bien.
Aunque llamar presa al tipo que me voy a cargar sería como poco inexacto, un abogadito metido en política, ha prometido muchas cosas y no ha cumplido ninguna, mucha gente dono dinero a la causa y luego los contratos no llegaron o tenían una dimensión económica ridícula, hasta que engaño a la persona equivocada. Y ahí entré yo a jugar, en realidad no soy tan malo, yo soluciono los problemas a los que la Justicia no llega, soy un barrendero o un desinfectante social, si es una forma de verlo, yo cauterizo las heridas.
La gente a la que mato siempre es mas culpable que Judas, nadie paga 9000 pavos por eliminar a un currante, la vida de un currante no vale 9000 euros.
Soy el último cliente del local y el camarero comienza a mirarme con caras de pocos amigos, no deseo que el tipo pueda recordar mi cara, de manera que amablemente pago la cuenta y salgo, para que el buen hombre pueda cerrar el negocio e ir a su casa para ver a Papa Noel y esas cosas.
El paso de cebra, si sale de casa a pie y viene al parking a por el coche, (como hace el 100% de los días) tiene que atravesar el paso que esta frente a mí. Este espacio no esta en el ángulo de grabación de ninguna de las cámaras de video vigilancia de la calle. Ira con su mujer, señora de sesenta años entrada en carnes, el objetivo tiene sesenta y cuatro años y la movilidad reducida (le operaron la rodilla derecha hace seis meses), me cruzare con ellos atravesando la calzada, a ella patada en la cadera o en una rodilla, para que caiga al suelo como un fardo y no estorbe mucho. Luego al objetivo dos disparos y cuando este en el suelo un tercero en la cabeza. 
Correré desde la C/ de La Paz hasta la C/ Del Mar treinta o cuarenta segundos, me cubriré en el portal del número 15 quitándome las gafas de pega, y la perilla postiza, me guardare el arma y le daré la vuelta a la chaqueta, un minuto mas. Carrera hasta la Plaza de La Reina, otros noventa segundos. En Plaza de La Reina cambio a ritmo de paseo y desciendo al Parking público, pago el importe de la estancia y salgo escopeteado con el coche.
En alguna parte de la A-3, a la altura del Aeropuerto mas o menos cambiare las placas de matrícula, y ya sin parar hasta Madrid.
Si ademas de su mujer lleva mas compañía improvisare, (supongo que tendré que repartir algunas ostias mas) intentare que no sean disparos, a partir del segundo cadáver la Policía se mosquea bastante, ademas, soy un profesional no uno de esos psicopatas de mierda que conocí en la cárcel.
Tiene que estar a punto de salir, finjo mirar los escaparates, con mi antebrazo derecho busco el tacto tranquilizador de la Sig Sauer del 9 mm parabellum que llevo en la cadera, entre el pantalón y la ropa interior, doce cartuchos en el cargador y uno en la recamara. El pie tiene vida propia y golpea rítmicamente el suelo sin que el cerebro le diga nada, también noto los latidos de mi corazón en las sienes.
Que lo haya hecho otras seis veces no implica que no este acojonado, solo los locos y los drogadictos no sienten miedo, y ni los locos, ni mucho menos los drogadictos, sirven para esto.
Ahí esta, va solo, perfecto, únicamente lleva una especie de mochila cruzada al pecho, nos estamos acercando ya estamos a unos cuarenta metros el uno del otro, me levanto la camisa para que solo tenga que dar un tirón en el momento de desenfundar, pero, ¿que lleva en la mochila?. NO ME JODAS.


FIN DE EL CAPÍTULO I DE "UN TRABAJO FÁCIL"
En Valencia (España) a 24 de diciembre de 2018.
Ernesto.