BIENVENIDOS

Después de perder mi terror tecnológico con el Facebook, me lanzo a la aventura definitiva, el plasmar mis vivencias, recuerdos y en otras ocasiones aventuras imaginarias. En este blog sin mas preámbulos, os doy a todos la bienvenida a este rincón del guerrero consciente.

viernes, 20 de abril de 2012

GENIN IV


Sonaba la música a todo volumen, yo lo agradecía ya que me permitía desconectar y no estar todo el tiempo hablando con mis “queridos compañeros”, además la mayor parte de los comensales de la cena ya se habían dividido en grupos que estaban dispersos entre todos los locales del casco viejo de Hernani. Yo conseguí permanecer en un grupo bastante amplio del que también formaba parte Juanma, estaba totalmente concienciado del porque  de mi presencia en Hernani aquella noche, y aunque era poco probable que mi objetivo tratara de aprovechar su estancia en la cena de la coordinadora para en un momento dado despistarse, y entrevistarse a solas con alguien de la otra organización en la que militaba, ETA. Permanecí obstinadamente cerca de el aunque siempre bailando sobre el estrecho hilo que te permite estar adherido a una persona sin que esta apenas repare en tu existencia.
 Pero si puede que Juanma estuviese relajado yo no lo estaba, y note que  el ambiente del local en el que estábamos se estaba enrareciendo por momentos, era mas una sensación subjetiva que un hecho demostrable, pero yo al igual que los elefantes percibo los terremotos, así que solté el vodka con limón consumido en un ochenta por ciento que tenia en la mano, y que seguramente tenia mis sentidos abotargados, para poder articular una reacción a vete tu a saber que, hay que comenzar desde el principio por sistema. ¿Dónde estaba?, mecago en la leche , no sabia donde estaba, pero al menos ya podía confirmar que mis sentidos estaban al menos tan ralentizados y torpes como el trafico en jueves santo, comienzo a mirar las paredes del local, ikurriña, fotos de presos, un póster en el que se puede ver a un enorme cerdo al que le habían puesto una guerrera verde y un tricornio, y como no, los dos individuos que permanecían al otro lado de la barra con sendas camisetas en las que se podía leer “euskal presoak euskal herrira”, estaba en una herriko taberna y no me percate hasta entonces (Jesús eres un monstruo, te has conseguido infiltrar, porque con lo gilipollas que eres quien sospecharía  de ti ), estar en una herriko para mi era bueno, pero estarlo sin tener conciencia era muy malo me había dejado influir por el ambiente y la ingesta de alcohol, baje la guardia, por un momento no tuve muy claro si estaba en una zona de marcha de Guipúzcoa o de Valencia. No hable de mas no me traiciono el subconsciente, pero quien sabe durante cuantos minutos estuve vigilando a mi objetivo totalmente descolocado, como si fuese un detective tras un marido infiel, y sin tener en cuenta que el exceso de confianza mata a mucha mas gente que el SIDA.
Mientras yo me flagelaba por el descuido, las cosas ocurrían con rapidez a mi alrededor , me percate como un grupo de jóvenes borrokas que llevaban un buen rato en la otra punta de la barra, comenzaban a moverse y a mantener breves conversaciones con otros  “alternativos” que entraban y salían de la herriko. Entonces algunos de aquellos borrokas entraron en la trastienda de la Taberna, y salieron con un par de cajas de cerveza, pero los botellines de las cajas estaban rematados con cinta aislante y los portadores de las cajas aceleraron el paso hasta casi correr para ganar la acera.
Aquello ya no tenia gracia, estaba a punto de comenzar un disturbio conmigo en medio, no lo que es peor, en un bando, en el malo, a todo esto Juanma  seguía  contándole toda su vida, a juzgar el rato que llevaban hablando a un dirigente Vizcaíno de la coordinadora, y no paro hasta que en un intervalo de unos diez segundos dos fortísimos fogonazos iluminaron a través de los ventanales todo el local. En la calle estaban ardiendo dos contenedores de basura, también se veía a un numeroso grupo de jóvenes con los rostros cubiertos por pañuelos palestinos o pasamontañas, cruzando en el centro de la calle un Renault 21 de color blanco, como era de esperar, Mikel y Iosu reaccionaron dando saltos de alegría , ellos no concebían una buena noche de marcha si al final no se destrozaba un poco de mobiliario publico, y no se gritaba un poco “gora ETA militarra”, salieron a la calle y comenzaron a jalear a los energúmenos que habían incendiado los contenedores con gritos, saltos y palmas como si estuviesen en un concierto de “rock”, los incendiarios pertrechados tras sus pasamontañas, se mantenían imperturbables sujetando de forma aparentemente dura y amenazadora con sus manos diestras cada uno un “cóctel molotov”, estaban desplegados imitando un pelotón de infantería, cubriéndose las espaldas unos de otros y ocupando las dos aceras y las cuatro esquinas de la calle, en realidad todo era una pose, como la del Subcomandante Marcos y sus Zapatistas. Ya que después de consumarse el estrago y la barricada no se produjo ninguna carrera, tampoco ningún disparo sonó en la noche, simplemente no ocurrió nada, y es que todos sabíamos que la “Ertzaintza” no intervendría nunca en el casco viejo de Hernani,
Los encapuchados quemaron esos contenedores por la simple razón de que era lo único quemable en todo ese barrio, ninguna cabina telefónica y desde luego ningún cajero automático, en cuanto a vehículos ya se puede imaginar que el único aparcado en la calle era el R 21, la paz impuesta por la dictadura solo se vio truncada por una mujer de unos sesenta años de edad, que asomándose al balcón de un primer piso dijo:
-¿Que hacéis con el coche de mi sobrino? ……bestias.
-cállate borracha ….contesto un borroka.
Supongo que como la montaña ni se inmutaba, Muhamad decidió hacer algo, la Ertzaintza cuando ocurrían estos disturbios en lugar de sofocarlos, supongo que intentaba evitar que se extendieran, y para eso cerraba las calles de la zona en la que se estaban cometiendo los desmanes, renunciando a detener a sus autores, a cambio de que estos no salieran a quemar cajeros o autobuses fuera de la zona que les cedía la administración. En la práctica ocurría que los cascos viejos de las ciudades o pueblos enteros  como Oyarzun o Usurbil en Guipúzcoa, Echarri Aranaz en Navarra u Ondarroa en Vizcaya estaban bajo el completo control del entramado Etarra.
Volviendo a aquel día, como decía,   los “Jarraitus” no le encontraban diversión a quemar contenedores y levantar barricadas sin resistencia, de modo que se dirigieron a un cruce de calles que distaba unos doscientos metros, y que estaba tomado por los antidisturbios de la Policía Autonómica, los “Beltzas” (negros), apodo popular que provenía de su  muy paramilitar uniformidad compuesta de yérsey, pantalón, botas, guantes y pasamontañas negro, todo combinado con  un casco rojo muy mono, para mi sorpresa Juanma debía sentirse tan impune que pese a no conocer la zona, y a que ya no tenia 17 años, decidió unirse al deporte de moda ……. Apedrear a los “Zipaios” (Ertzaintza en el argot Etarra)  y ni corto ni perezoso se unió al “totum rebolutum” de terroristas callejeros  organizados , terroristas callejeros ocasionales y borrachos de fin de semana,  que comenzó a hostigar a distancia a los “Beltzas” con piedras y cocteles incendiarios, yo se supone que no tenia que correr riesgos innecesarios, pero mi objetivo e inmediatamente me di cuenta, mas de la mitad de los asistentes a la asamblea de la coordinadora,  estaban inmersos en el enfrentamiento, de forma que me cubrí el rostro con mi Palestino de la forma mas estéticamente revolucionaria posible, corrí hacia el cruce , grite CABRONES, y tome un canto rodado, de uno de los sacos llenos de piedras , cantos y trozos de ladrillo, que los terroristas habían situado en las aceras para autoservicio.
Lo tire con fuerza, aunque apuntando con cuidado a una zona en la que no  se encontraba ningún policía, comenzaron a sonar los disparos y el inconfundible clic-clack metálico producido cuando los antidisturbios cargaban las escopetas de repetición tras cada detonación, yo como era uno de los buenos, y además no tiraba a dar me mantuve de pie y sin moverme entre las pelotas de goma volando, mientras continuaba  con mi interpretación, “CABRONES…. DESGRACIAOS”  lance una segunda piedra esta vez para ser mas creíble contra la carrocería de una de las furgonetas, pero lógicamente los Agentes no tenían ni idea de quien era yo. Así que de pronto mientras gritaba algo con el puño en alto, me quede sin respiración, y un agudo dolor en el abdomen casi me hace caer al suelo, en ese momento, cuando tenia una rodilla hincada en la acera y con las manos me oprimía las costillas instintivamente para calmar el dolor dos encapuchados me sujetaron por las axilas y me arrastraron hacia atrás
-lasai compañero te tenemos.
 Tiene narices la policía me había herido, y dos proetarras me rescataban y sacaban de la primera línea , las vueltas que da la vida como diría la canción. Todavía les debía el favor a aquellos dos cerdos, ya que estuve a punto de perder el conocimiento y si me llegan a detener y cotejar mis huellas dactilares se hubiese formado un follon a nivel político notable  , los dos “borrokas” que me rescataron me arrastraron a toda velocidad por la calle, mientras yo boqueaba tratando de recuperrar el resuello (para el que no haya recibido nunca el impacto de una pelota de goma disparada por una escopeta de calibre doce, le dire que es como recibir un derechazo de Mike Tyson o mejor una coz de un caballo ), en unos instantes me estaban izando por unas escaleras en mitad del caos, ya que subian y bajaban corriendo proetarras casi pisandose unos a otros, entramos en un piso a traves de una puerta entreabierta, coño no era un piso, era una sede del sindicato LAB, (Sindicato nacionalista implantado en todo el Pais Vasco y Navarra), las oficinas ocupadas por ordenadores y archivadores con el anagrama del sindicato estaban ahora atestadas de borrokas refugiados.
Parece ser que tras tumbarme de un pelotazo, los “beltzas” habian realizado un amago de carga, y los heroicos “gudaris” (soldado en Euskera), sufrieron un ataque de pánico y se estaban subiendo hasta a las farolas, me vi arrojado como un fardo a una habitación, en la que compartia el suelo con con una joven de unos veinte años que lloraba como una magdalena y de cauya nariz manaba sangre en abundancia, y dos “borrokas” que se afanaban en rellenar botellines de coca cola con gasolina. La luz de la habitación estaba apagada, y veiamos valiendonos del replandor naranja producido por el incendio de la calle que se filtraba a traves de los ventanales, recuerdo la sensación extaraña, hipnotica incluso, creada por la luz naranja sobre las paredes, el olor a gasolina y los lloriqueos casi histericos de la borroka tumbada a mi izquierda, con sus dos compañeros frente a ella ignorandola por completo, mientras con sus manos temblorosas rellenban los botellines derramando gasolina por todas partes.
-Tened cuidado joder, como tiren dentro un bote, esto va a petar
 esto lo habia dicho un barbudo con un pañuelo negro en la cabeza y el tronco de su cuerpo cubierto por una bolsa de basura a modo de peto, el consejo era muy sabio, pues con el suelo de la habitación impregnado de gasollina, si entraba por la ventana un bote lacrimógeno el peligro de deflagración era muy real , el dolor en el abdomen ya era mucho menor asi que me puse en pie y sali de la habitación, ninguno de mis tres acompañantes ya descritos me presto la menor atención, en el pasillo vi como el barbudo iba de aquí para alla farfullando ordenes, me fije en que, ademas llevaba puestos unos guantes de latex, como los que usan los médicos, ese tio si no era un profesional, era al menos un veterano, con el equipo improvisado de guerrilla urbana que llevaba. Podia doblar una esquina a la carrera y cambiar de aspecto en un segundo quitandose de un tirón el pañuelo de la cara y la bolsa de basura de la que le salian a traves de dos agujeros ambos brazos, luego en otro segundo arrojaba al suelo los guantes. Y sin  haber dejado las huellas en ningún sitio, y sin tener las manos manchadas de polvora o gasolina, era un ciudadano inocente y temeroso de dios que huia de la algarada a la carrera.
 A las siete de la mañana tenían prevista su salida los autobuses que nos llevarian de regreso a Pamplona, justo desde el frontón en el que habíamos cenado la noche anterior. Solo tenia que mantenerme entero y sin detener hasta esa hora, asi que tras asegurarme que seguia teniendo la camara fotográfica y las servilletas con las anotaciones, decidi hacer lo mas sensato, dejar pasar el tiempo, ya eran las cuatro de la mañana, en un par de horas habria terminado todo y podria volver tranquilamente andando al lugar de partida de los autobuses, no queria correr el riesgo innecesario de bajar a la calle , tampoco queria que nadie se fijara en mi quedandome en la oficina de LAB, y como las soluciones mas sencillas suelen ser las mejores, sali de la oficina amparado por el desconcierto y en lugar de bajar por las escaleras subi , en el descansillo del piso de arriba me sente acomodandome contra la pared, y empece a pensar que cojones hacia yo escondido en la escalera de un edificio del casco viejo de Hernani, mientras en la calle ardian unos contenedores y una antigualla de vehiculo estaba volcado en el centro de la calle.
No pude evitar que me entrara la risa, y comenzo a invadirme la añoranza mientras comenzaba a retroceder en el pasado mas próximo.
Fin del capítulo IV de "Genin".
En Valencia (España), Abril de 2012.
Ernesto.




2 comentarios:

  1. Este capítulo me recuerda a una profesora de gimnasia que tuve en el instituto. Era del norte, no recuerdo ahora bien qué parte, pero nos contaba que cuando iba a visitar a la familia y se producían disturbios como el que has descrito, ella cogía de la mano a sus hijos y a correr. Hablaba de ello como si fuera algo habitual para la gente vasca. Y recuerdo también que cuando nos hablaba de la quema de coches u oficinas bancarias, parecía una fiesta y los tiros, los describía como petardos que la coronaban.

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    1. Si, habían dos comportamientos habituales, el aceptarlo como si fuera algo normal y corriente (la mayoría de la gente) mirando para otro lado, y dos minorías enfrentadas, los independentistas radicales, que jaleaban el fenómeno y los grupos como Gesto por la Paz, que fueron los primeros en enfrentarse civilmente a los criminales.

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